Poder lograr dormir la tarde de un sábado, sin preocupasiones, sin exaltaciones, y sin miedo. Poder escuchar la música que tanto me gusta sin sentir tristeza o un profundo vacío interno. Poder estar a solas con mis pensamientos y no sentir que me ahogo en ellos. Es poder estar en mi cama tranquila sin sentir que todo se me viene encima, es poder conectar verdaderamente con mis amigos y con el resto mundo sin sentir que me duele estar viva o que quiero esconderme de vuelta. Es recordar lo que alguna vez me hizo daño y ya no sentir rabia, o dolor, o verguenza. Es como caerse de rodillas en el pavimento, y sangrar durante varios días, meses o año y medio, pero de repente te despiertas un día y notas que ya no están sangrando tus rodillas, y ya no duele tanto. Igualmente intentas no tocarlo para no empeorarlo de nuevo, aunque si lo tocas ya no duele como antes. Entonces comprendes que estás comenzando a sanarte de todo lo malo, y que en los días tristes solo bastará con recordar quién eres, y nuevamente, vuelves a sentirte vivo. Esto me da paz.
Me siento bien con esto.
Escrito el 12.09.2021